Seis meses después del cierre de sus tiendas en Estados Unidos, la juguetería encuentra en el mercado español y portugués la oportunidad de demostrar que ha tomado consciencia de los riesgos que amenazan su permanencia en el tiempo.
Seis meses después del cierre de sus tiendas en Estados Unidos, la juguetería encuentra en el mercado español y portugués la oportunidad de demostrar que ha tomado consciencia de los riesgos que amenazan su permanencia en el tiempo.