Las diferencias salariales están cada día más presentes en los debates sobre transparencia en las empresas. Aunque los datos son limitados, en Estados Unidos se estima que un CEO puede ganar 200 veces más que el promedio de los trabajadores, según un estudio de Glasdoor (https://www.glassdoor.com/research/ceo-pay-ratio/). Otro estudio, de la OECD (https://www.oecd.org/gender/data/genderwagegap.htm), sugiere que las mujeres ganan alrededor del 15% menos que los hombres en un mismo rol. Por diferentes razones de oferta y demanda, de exposición al riesgo, de experiencia, y nivel de estudio, entre otros, estamos acostumbrados a vivir en medio de estas diferencias.
Se deriva de esto una pregunta compleja: ¿qué nivel de diferencia salarial consideramos justa? Algunos pueden decir que esta pregunta es irrelevante, ya que en la medida que “el mercado” lo determine, es aceptable. Sin embargo, es un debate de interés no sólo desde un punto de vista moral (vale la pena conocer la posición de Michael Sandel en su trabajo What money can’t buy: The moral limits of markets), sino además desde un punto de vista práctico y de productividad. ¿Qué cantidad consideraría justa en su empresa? Desafortunadamente, a menos que sea el responsable de la compensación, es muy probable que no pueda debatirlo más allá de unos supuestos por la poca información disponible.
En Colombia, los datos son también muy limitados. La Federación Colombiana de Gestión Humana, Acrip (http://www.elespectador.com/noticias/economia/quienes-ganan-los-mejores-salarios-colombia-articulo-650762), calcula que la diferencia promedio entre un operario y un alto ejecutivo es de 20 veces. Este dato nos da una referencia, pero dentro de un alcance limitado que nos lleva a la pregunta de fondo: ¿deberían las empresas empezar a reportar este tipo de información? Aunque no existe un consenso al respecto, la legislación en algunos países apunta en esta dirección, y se puede esperar que sea obligatorio en algunos años.
Este camino hacia la transparencia se explica por la comprensión de las empresas de que su éxito en el largo plazo depende no solo de lo que ocurre en su interior, sino de cómo esto se conecta con su entorno. En este sentido, si una empresa opera en Colombia, sabrá que la barrera más grande para el desarrollo del país es la inequidad en los ingresos, que es una de las más altas del mundo. Esta inequidad genera preocupantes consecuencias para el bienestar y desarrollo de las personas con menos recursos, y además efectos negativos directos en la productividad y viabilidad que tenemos como sociedad. Investigaciones en el tema, demuestran la correlación que tienen las diferencias salariales en las empresas con la inequidad en el país (https://www.msci.com/documents/10199/b94ae705-4d36-49e5-8873-b6fe42fdd291). Reportar entonces la información de las diferencias salariales, y comprometerse con acciones que limiten estas diferencias sería un claro mensaje de comprensión y afinidad con los retos que vive nuestro país.
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