La multinacional de consumo masivo se ha convertido en uno de los referentes mundiales de sostenibilidad con la alineación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a la estrategia de su negocio.
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Como uno de los conceptos más universales de la actualidad, la sostenibilidad se ha vuelto un asunto aplicable a cualquier compañía.
Todas las empresas tenemos riesgos por gestionar y oportunidades de mejora por aprovechar, asociadas a los contextos particulares que nos enmarcan. Sin embargo, existen organizaciones que, debido a su tamaño y a la magnitud de sus negocios, deben preocuparse por mucho más que su permanencia en el tiempo.
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Unilever es una de esas compañías que tienen el reto de ir más allá de su propia sostenibilidad para transformar los entornos donde operan e, inclusive, liderar la transición hacia un modelo económico más responsable.
La multinacional británico-neerlandesa apuesta por la sostenibilidad como uno de los pilares de su estrategia, con la intención de crear ese concepto que William Lever, uno de sus fundadores, llamaba "prosperidad compartida".
El propósito actual recoge la esencia de hace más de un siglo para adaptarla a las necesidades actuales. Hoy Unilever se propone "hacer que la vida sostenible sea algo cotidiano" a través de un plan para la reducción de su huella ambiental sobre el planeta y la búsqueda de un crecimiento responsable e incluyente.
Consciente de la cantidad de impactos negativos derivados de sus más de 400 marcas, la empresa de consumo masivo trabaja para generar eficiencias, cambios e iniciativas que impulsen las buenas prácticas económicas, ambientales y sociales a lo largo de su cadena de producción.
Su estrategia le apunta a tres focos de trabajo: mejorar la salud y el bienestar de mil millones de personas, reducir a la mitad el impacto ambiental de su negocio y obtener toda su materia prima de forma sostenible; involucrando además a toda su cadena de valor en el cumplimiento de estos objetivos.
"Sabemos que nuestros productos deben ser sostenibles en todas las etapas de su vida, no únicamente en nuestras fábricas", indica Unilever en su sitio web, por eso se traza metas ambiciosas e integrales, como convertirse en una empresa carbono positivo para 2030 o garantizar que todos sus empaques plásticos sean "reciclables, reutilizables o compostables" para 2025.
Además, al vincular los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- a su estrategia, la multinacional abarca en su quehacer otros temas importantes, como la equidad de género, la calidad de los alimentos, las condiciones laborales dignas o el ahorro de agua en sus operaciones, y se sitúa como un referente en la búsqueda de soluciones para los principales desafíos que enfrenta la humanidad.
La apuesta de Unilever, que ya arroja resultados importantes en cuanto a la producción responsable -56% de su materia prima es sostenible- y a la generación de residuos -reducción del 97% de desperdicios por tonelada de producción-, también encuentra su retribución desde el punto de vista económico.
"Nuestras marcas de vida sostenible están generando más del 60% del crecimiento de Unilever y están creciendo 50% más rápido que el resto del negocio", aseguró en 2018 Jeff Seabright, ex director de sostenibilidad de una compañía que puede dar testimonio de cómo la creación de valor para la sociedad se traduce en mejores rendimientos para las empresas.
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