Gobiernos suramericanos se reunieron a discutir sobre los mecanismos e iniciativas que se deben adelantar para garantizar la conservación de los recursos naturales del Amazonas. ¿En qué quedó su encuentro?
Foto: Presidencia de la República / Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
Los incendios forestales en el Amazonas impulsaron numerosas respuestas por parte de figuras públicas y organizaciones ambientales, así como de empresas y gobiernos de todo el mundo.
En Colombia se registró una de las más recientes: la cumbre presidencial del 6 de septiembre, donde los gobiernos de Bolivia, Brasil, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y el país anfitrión firmaron el 'Pacto de Leticia por la Amazonía'.
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Con el objetivo de preservar los recursos naturales de esta región, el documento establece 16 puntos de trabajo que abarcan diversos temas críticos, como la lucha contra las actividades ilegales, la rehabilitación de las zonas degradadas o la participación de las comunidades indígenas en el desarrollo sostenible amazónico.
"Este encuentro es para que reafirmemos el pacto por la protección de esta riqueza, que es nuestra, pero que también contribuye a la armonía ambiental del planeta", señaló el presidente colombiano, Iván Duque, en su discurso de apertura de la cumbre.
La invitación también se extendió a la comunidad internacional con el fin de que, a través de mecanismos financieros y de cooperación, "complementen los esfuerzos de los países amazónicos y contribuyan a la solución de estos desafíos".
En su intervención, el mandatario colombiano resaltó la voluntad de los gobiernos asistentes de trabajar por un Amazonas "sostenible y protegido".
"Creo que hoy esta reunión le da la prioridad a la Amazonía en nuestros países y también le demuestra al mundo que es una prioridad para nosotros", expresó Duque, reiterando el compromiso con un ecosistema que aporta el 20% del agua dulce del planeta y ofrece múltiples servicios a sus habitantes.
Para preservar estas condiciones, el acuerdo propone la acción coordinada contra la deforestación y la minería ilegal; el diseño de instrumentos multilaterales de financiación y el intercambio de información para fortalecer el manejo de los bosques, entre otras medidas.
A su vez, los gobernantes destacaron la "secuencia de eventos" que originará el Pacto de Leticia, destacando sus futuros encuentros en las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Chile, 2019) y sobre Biodiversidad (China, 2020), así como la contribución que puede significar para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 15 -vida de ecosistemas terrestres-.
Estas razones, sumadas a la integración que deberá implicar la puesta en marcha del acuerdo, llevaron al presidente Duque a calificar de "histórico" el compromiso que adquirieron las siete naciones signatarias.
Pese a la trascendencia que aparenta tener el Pacto de Leticia, ya hay quienes difieren de la afirmación hecha por el jefe de gobierno de Colombia.
"Este documento es una carta de buenas intenciones, pero no contiene nada que pueda salvar nuestra selva y, mucho menos, nada que vaya a cambiar la historia", aseguró el corresponsal de Deutsche Welle para Latinoamérica, Johan Ramírez.
El periodista recalcó la incoherencia de los gobiernos al comprometerse a "combatir las actividades ilegales que atentan contra la conservación de la Amazonía", teniendo en cuenta que Venezuela no fue invitado al encuentro y que el 85% de las minas ilícitas del Amazonas están en su territorio.
Además, con el discurso de no estar respondiendo a la coyuntura reciente, sino de tener un "criterio estructural" para atender la región, los mandatarios evadieron algunas de las cuestiones que más están alterando el equilibrio del Amazonas, como el aumento de la deforestación en Brasil y de las quemas de pastizales en Bolivia, avaladas por políticas de Jair Bolsonaro y Evo Morales.
De allí que Ramírez concluyera que el acuerdo "se parece más a una resolución de año nuevo" que a una propuesta real para afrontar los problemas actuales.
Frente a este panorama, el Pacto de Leticia deja más dudas que certezas. Sin un programa práctico ni unas metas que hagan medibles los compromisos, parece que la situación sigue siendo igual a lo que era antes de iniciar la cumbre. Los mismos gobernantes expresaron la urgencia de "pasar a acciones concretas", para que lo acordado no se quede en el papel. ¿Será que lo logran? ¿Qué opinan ustedes?
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