Lima y Bogotá son las ciudades más contaminadas de América Latina.
El informe sobre calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2014 indica que solo el 12% de los habitantes de ciudades respira aire limpio y la situación empeora cada vez más en casi todos los lugares, especialmente en los países en desarrollo.
Este informe, según el cual Lima y Bogotá son las ciudades más contaminadas de América Latina, mide especialmente el nivel de las partículas contaminantes PM 2.5, que son las más pequeñas y más perjudiciales ya que pueden penetrar directamente en los pulmones. A ellas se atribuye el aumento de personas afectadas por asma y otras enfermedades respitarorias e incluso cardiacas.
En las principales ciudades de Colombia también se presentan altas concentraciones de PM 2.5, muy lejanas del límite permitido por la OMS (10 ug/m3). Otros gases como NO2, COV y SO2, aunque no superan os límites de las normas, preocupan a las autoridades por su aporte a la formación de partículas y ozono.
Las fuentes de emisiones que más preocupan a las autoridades ambientales son, en primer lugar, las fuentes móviles, como los vehículos particulares, buses, camiones y motos; pero también fuentes fijas como las industrias y hornos ladrilleros, estos últimos sobre todo en Bogotá.
¿Qué podemos hacer?
Para reducir emisiones y mitigar este problema, los expertos proponen algunas medidas del resorte de los gobiernos, como ampliar la cobertura urbana de árboles, y promover el uso de sistemas de transporte público más limpios como el Metroplús (que funciona con gas), el tranvía eléctrico y la bicicleta.
A lo anterior se agrega hacer más control en la expedición de la certificación técnico-mecánica en los vehículos de transporte público, promover buenas prácticas de conducción, ofrecer mayores incentivos para vehículos híbridos y eléctricos (incluidas motocicletas).
Pero las empresas pueden aportar con acciones como las siguientes:
- Utilizar motores de alta eficiencia.
- Desincentivar el uso de automóviles y promover el uso compartido del carro o “carpooling”.
- Fomentar el uso del transporte público y los sistemas públicos de bicicletas.
- Preferir vehículos que generen bajas emisiones de CO2.
- Realizar mantenimiento periódico a los vehículos.
- Adelantar campañas de uso eficiente del combustible.
- Incluir cláusulas ambientales como un criterio de selección de los proveedores de transporte de mercancías.
- Comprometer a los grupos de interés de la empresa (empleados, clientes y proveedores) en la reducción de emisiones.
Pequeñas acciones generan grandes cambios.