El proyecto de rehabilitación de la segunda ciénaga más grande de Colombia se ha convertido en un referente de sostenibilidad por su componente ambiental y las diversas iniciativas comunitarias que involucra.
Desde que la ola invernal de 2011 aumentó el caudal del río Cauca y arrasó con casas, cultivos, árboles y animales, la vida de más de 5.000 familias de Ayapel cambió drásticamente.
Además de la pérdida de viviendas, las inundaciones desataron problemáticas como la deserción escolar, la precaria atención en salud y el incremento de la pobreza, comprometiendo así la calidad de vida de la población del municipio.
Ocho años atrás, la Corporación para el Desarrollo Integral de la Ciénaga de Ayapel -CorpoAyapel- había empezado a trabajar en la región con la intención de desarrollar proyectos ambientales que generaran bienestar en el ecosistema y en los habitantes, cuyas principales fuentes de ingreso económico eran la agricultura y la pesca.
La inundación de 50.000 hectáreas de vegetación llevó a CorpoAyapel a definir tres focos de trabajo para ampliar el alcance de sus impactos positivos en la zona: uno social para promover la educación y la salud -con énfasis en la primera infancia-, otro económico para impulsar iniciativas de desarrollo sostenible y finalmente uno ambiental, con el fin de proteger y rehabilitar la Ciénaga.
Para este último, CorpoAyapel encontró en nosotros un aliado estratégico. Comenzamos a trabajar en 2017 bajo el proyecto 'Restauración participativa de la Ciénaga de Ayapel' para gestionar recursos que nos permitieran materializar la intervención ambiental que el ecosistema cordobés requería.
Con la inyección económica que trajo el apoyo de la Fundación Sura, primer inversor que se vinculó a nuestro proyecto, y los aportes recolectados a través de la plataforma Global Giving, la restauración de la Ciénaga tomó forma. Empezamos construyendo un vivero en julio de 2017 para producir semestralmente 10.000 de las plántulas que iríamos sembrando.
Hoy, por medio de jornadas de recolección de semillas en la Ciénaga y del ingreso de otros aliados al proyecto, como Parce Rum e Infinito Swimwear, logramos duplicar la cifra de producción inicial.
Sin embargo, la intervención ha sido un ejercicio integral y no ha dejado de lado las otras líneas estratégicas que CorpoAyapel busca seguir con su trabajo. No en vano la llamamos "restauración participativa", pues quisimos involucrar a la comunidad en la recuperación del ecosistema para que nos ayudaran a hacer realidad el sueño y se sintieran partícipes del mismo.
En ese sentido, nuestros principales aliados han sido los habitantes. Las familias ayapelenses se han convertido en los guardabosques de las áreas de siembra y su compromiso con el mantenimiento de los árboles nos ha permitido avanzar ampliamente con el proyecto.
Hemos realizado campañas como la cambiatón, en la que los habitantes nos llevaron semillas y a cambio les dimos ropa, útiles escolares y otros recursos físicos, o la entrega de "kits de siembra", que incluían 100 árboles, insumos, asesoría técnica y la promesa de un incentivo económico por cada árbol que encontráramos vivo en los recorridos de seguimiento.
También se han adelantado actividades de formación, deportivas y culturales; brigadas de salud e investigaciones académicas con recursos del ICBF, la Fundación Carulla y el apoyo de universidades y voluntarios, lo cual ha potenciado en gran medida los impactos positivos del proyecto.
Por eso y por la decisión del Ministerio de Ambiente de declarar la Ciénaga como un Territorio Ramsar en febrero de este año, convirtiéndola en un área protegida a nivel internacional, creemos que estamos alcanzando logros importantes y que debemos seguir articulando esfuerzos para recuperar la biodiversidad de este importante ecosistema.
¿Te interesa vincularte al proyecto? ¡Cualquiera puede hacerlo! Con tu aporte y el de muchas otras personas ayudaremos a que el progreso en Ayapel continúe. Haz clic aquí y súmate.