Económica Ambiental

Huella hídrica: más allá del indicador

06/13/2018
| Natalia Berrío

El concepto de huella hídrica (HH) o Huella de Agua (HA) hace énfasis en la responsabilidad que todos -gobiernos, empresas y ciudadanos- tenemos para efectuar una mejor gestión del recurso.

Huella hídrica: más allá del indicador

La sostenibilidad es un eje estratégico del desarrollo de la sociedad, en el cual las empresas juegan un papel fundamental. Cada vez son más las iniciativas y herramientas que permiten medirla, en especial en términos de eficiencia de recursos, donde aparecen alternativas novedosas como la huella Hídrica (HH) y la Huella de Agua (HA).

Según Arjen Hoekstra, profesor de Gestión del Agua en la Univerdidad de Twente, la huella hídrica es "un indicador del uso del agua que tiene en cuenta usos directos e indirectos del agua consumida por un productor o un consumidor". Este cálculo se puede hacer para un proceso, un producto, un productor, un consumidor o un lugar geográfico; el agua usada se mide en términos del volumen de agua consumida y/o contaminada por unidad de tiempo.

Por su parte, la huella de agua se define en la norma ISO 14046 como "métrica o métricas basadas en un análisis de ciclo de vida con el que se cuantifican los impactos ambientales potenciales relacionados con el agua".

Ambas metodologías comparten un objetivo similar: conocer el consumo de agua asociado a diversas unidades de análisis. La diferencia radica en la profundidad del estudio, pues la huella hídrica, planteada por la Water Footprint Network -WFN-, arroja como resultado un volumen de agua, y la huella de agua evalúa los impactos asociados del dato entregado.

Por eso la selección de una u otra metodología depende del objetivo del estudio planteado, la disponibilidad de información y las necesidades o intereses de quien la use.

En la metodología de la WFN se plantean 4 fases: definición de objetivo y alcance, contabilidad de la huella hídrica, evaluación de la sostenibilidad de la huella hídrica y formulación de respuestas. Esta medición resulta apropiada si el objetivo del estudio es conocer el consumo de agua asociado a una comunidad determinada, para luego decidir cómo distribuir el recurso hídrico y así satisfacer la demanda de agua directa e indirecta en dicha zona.

En cambio, si se pretende conocer los impactos que un sistema genera, la metodología indicada es la propuesta por la norma ISO 14046, la cual se basa en el ciclo de vida del sistema y en la identificación de los impactos asociados al recurso hídrico.

Con la ISO 14046 se puede cuantificar la huella de agua o ser parte de un estudio completo de Análisis de Ciclo de Vida (ACV), cuyos resultados incluyen la evaluación de impactos -solo el dato del volumen no es suficiente- y un perfil de uno o varios indicadores relacionados con el recurso hídrico.

Independiente de la metodología que se escoja, la huella hídrica establece una relación directa entre los sistemas hídricos y el consumo humano; y permite mejorar la gestión del agua en la cadena de producción. Además, ambos enfoques pueden resultar complementarios y necesarios para la toma de decisiones complejas sobre la gestión del agua en los sistemas.

El ahorro de agua es una tarea de todos

Aunque estas iniciativas estén dirigidas a organizaciones y gobiernos, el cuidado del agua no es un compromiso exclusivo de estos actores. Todos la consumimos y la necesitamos, por eso todos debemos tomar medidas para no derrocharla.

Los gobiernos aportan a la causa incluyendo la medición de huella hídrica en sus políticas públicas, como se hizo en Colombia con el Estudio Nacional del Agua -ENA- en 2014, el cual soporta la evaluación de la situación actual y los posibles escenarios futuros del agua en el país.

Este documento se ha convertido en una guía para la toma de decisiones de la administración pública y para la generación de conciencia en torno al cuidado de las fuentes hídricas.

Entre tanto, las empresas se involucran a partir de múltiples retos que implica el logro de la eficiencia hídrica en sus operaciones. Uno de ellos es anticiparse a las regulaciones relacionadas con el tema, como la ISO 14046, que en la actualidad es un estándar verificable, pero no certificable. Sin embargo, cuando sea incluida en la normatividad colombiana, las compañías que se hayan vinculado tendrán conocimientos sobre el cálculo de la huella y estarán un paso adelante de las demás.

Otros beneficios asociados a la medición de la huella para las empresas son el reconocimiento internacional por su responsabilidad en el cuidado del recurso hídrico, la adaptación a las implicaciones de fenómenos como el calentamiento global o el estrés hídrico; el fortalecimiento de su reputación corporativa a través del diálogo con sus grupos de interés y la identificación e implementación de prácticas para la reducción de la huella, que en algunos casos genera grandes ahorros.

El último eslabón de esta cadena de ahorro somos los ciudadanos, quienes podemos hacer un uso responsable de este recurso natural tomando duchas de cuatro o cinco minutos, reparando las fugas, aprovechando el agua que sobra de la ducha, ubicando una botella de agua en la cisterna del sanitario, cerrando la canilla mientras nos cepillamos los dientes, utilizando la lavadora cuando se complete la máxima carga de ropa y en muchas otras situaciones cotidianas.

El agua está presente en todos los procesos, productos y actividades que constituyen el día a día de las personas. El mayor aporte que podemos hacer para su cuidado es adquirir conciencia y revisar permanentemente cómo gestionamos este recurso.