Partiendo de un diagnóstico que considere factores internos y externos, las empresas pueden detectar los riesgos que amenazan su permanencia en el tiempo para gestionarlos de forma oportuna.
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Sin importar su tamaño o el sector al que pertenezcan, todas las empresas deben monitorear sus riesgos para evitar alteraciones que afecten la normalidad de su operación y su permanencia en el mercado.
Entendiendo el riesgo como lo define la norma ISO 31000, es decir, como "el efecto de la incertidumbre sobre los objetivos de una organización", la gestión del mismo implica la detección y el análisis de las situaciones que pueden ocurrir en el entorno de una compañía para dimensionar sus posibles impactos.
Precisamente, esta norma es uno de los estándares que más se utilizan como referencia en el ámbito internacional para entender, evaluar y tratar los eventos que pueden afectar el crecimiento de las empresas.
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La gestión de riesgos adquiere aún más valor en las compañías que son capaces de anticiparse a esas situaciones, no solo porque desarrollan un nivel de madurez que les permite reducir al mínimo la incertidumbre sobre el negocio, sino porque terminan convirtiendo las amenazas en oportunidades.
Para llevar a cabo este proceso se parte de la identificación o la delimitación del contexto de la empresa, definiendo a su vez el alcance de un ejercicio que es cíclico y que puede abarcar los riesgos desde la cadena de abastecimiento y las operaciones hasta las campañas publicitarias de un producto.
Después se pasa a una etapa de valoración, en la cual se suele diseñar una matriz para priorizar los riesgos según su probabilidad de ocurrencia y el impacto que podrían tener sobre el negocio en caso de suceder.
El modelo de gestión se complementa con un plan de acción, donde se plantean las acciones para atender los eventos detectados. Luego se regresa a la etapa de valoración para observar el cambio en el estado de los riesgos luego de haber ejecutado acciones para mitigarlos.
Así como la ISO 31000 propone unos procedimientos que se aterrizan a la cotidianidad de los negocios, existen otros referentes, como el Global Risk Report del Foro Económico Mundial -WEF, por sus siglas en inglés-, que las empresas pueden considerar para que sus modelos de gestión de riesgos se ajusten también a los principales retos de sostenibilidad que comprometen al planeta.