Si alguna vez se plantea el dilema de si debe apuntarle a obtener sellos de sostenibilidad, aquí tiene siete razones para decidirse:
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Estandarizan y mejoran los procesos: la implementación de un sello alinea los procesos corporativos a las mejores prácticas sectoriales y ambientales en función de la productividad, los beneficios económicos, la generación de valor para los grupos de interés y la estabilidad en el largo plazo.
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Avalan la gestión sostenible: permiten que sea otra entidad y no la empresa la que hable de su gestión, por lo tanto generan credibilidad.
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Comunican las acciones corporativas: son de gran ayuda para darse a conocer y diferenciarse por una actividad específica. Por ejemplo, la gestión del agua, el uso de materiales reciclados, el manejo de residuos, la disminución de la huella de carbono, entre otros asuntos relacionados.
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Ayudan a crecer el mercado: cada vez son más las entidades, especialmente las públicas, que incluyen los sellos de sostenibilidad entre sus requerimientos de sus licitaciones. La empresa privada también los valora en el momento de contratar.
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Fortalecen la cadena de abastecimiento: a través de la entrega de herramientas para la incoporación de buenas prácticas que generen progreso para los eslabones productivos.
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Educan al consumidor final: al entregar información y evidencias de la gestión empresarial en función de las tendencias y objetivos sostenibles en el mundo.
Contribuyen al logro de la estrategia a largo plazo: en la medida en que establecen los riesgos para lograr las metas corporativas y metodologías de gestión probadas y avaladas por los sellos ambientales y las empresas que los usan.
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