Social Ambiental

¿Se tiene en cuenta la sostenibilidad para realizar un Mundial de fútbol?

06/06/2018
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El torneo reúne múltiples iniciativas que, en su mayoría, se conectan con el compromiso de los actores involucrados por reducir y compensar los diferentes impactos que genera su ejecución.

sostenibilidad mundial

 

Son pocos los eventos en el planeta con la trascendencia y la capacidad de modificar las dinámicas cotidianas de las personas como el Mundial de fútbol.

La Federación Internacional de Fútbol Asociado -Fifa- entiende la magnitud de la competición que organiza y reconoce que esta debe estar a la altura de las expectativas en todas sus dimensiones. Por eso el Mundial viene implementando una serie de cambios que lo convierten no solo en un referente de entretenimiento, sino de cómo vincular los impactos sociales y ambientales en la planificación de un evento.

Según Federico Addiechi, jefe de sostenibilidad y diversidad de la Fifa, "el cuidado del medio ambiente ha sido un tema que hemos tomado con seriedad desde la Copa del Mundo 2006 (...) Venimos trabajando en diversificar nuestras iniciativas para cubrir temas como separación de residuos, reciclaje, conservación de bosques, certificación de estadios verdes y acción climática".

El funcionario destaca también el impacto positivo que impulsa la Fifa con sus programas sociales y asegura que uno de los logros que más lo enorgullece es el progreso que vienen consiguiendo para garantizar el respeto por los derechos laborales en la construcción de los estadios de Rusia 2018 y Catar 2022.

Para la edición de este año, la Fifa ha invertido 20 millones de dólares en una estrategia con 25 objetivos de rendimiento, pensando en cubrir "los asuntos materiales más importantes del evento", cuenta Addiechi.

La iniciativa se enmarca en los tres pilares de la sostenibilidad (económico, ambiental y social) y responde a temas prioritarios relacionados con el torneo, como seguridad y salud en el trabajo, inclusión, biodiversidad, manejo de residuos, consumo energético y desarrollo de la economía local, entre otros.

Sin embargo, la Fifa no es la única parte comprometida con la responsabilidad que trae consigo la realización de un Mundial. La organización del torneo involucra a proveedores, patrocinadores, gobiernos y socios comerciales en la búsqueda de alternativas que permitan utilizar los recursos disponibles de forma eficiente.

Es el caso de Adidas, fabricante del balón del Mundial desde 1970, que para la edición de este año presentó el Telstar 18, equipado con un chip que permite acceder a juegos e información desde un smartphone o tablet y producido con materiales reciclados.

Alemania, ejemplo en más de un sentido

Del mismo país de la multinacional de productos deportivos proviene uno de los grandes ejemplos de sostenibilidad aplicada al deporte: la Federación Alemana de Fútbol.

Desde una perspectiva futbolística, el título conseguido por los germanos en la última Copa del Mundo fue resultado de un proceso que se remonta a hace más de una década y que explica por qué los vigentes campeones han quedado entre los mejores tres equipos en todos los Mundiales que se han disputado durante este siglo.

Inversión en infraestructura, capacitación de entrenadores y programas de reclutamiento y formación en academias constituyen la fórmula con la cual los alemanes han logrado reducir el riesgo que implica el azar en el fútbol para la consecución de los objetivos, teniendo así un mayor control sobre las variantes del juego.

Pero el caso de la federación teutona no se detiene ahí. La actuación de Alemania en Brasil 2014 fue memorable no solo por el título o por el 7-1 sobre los anfitriones en semifinales, sino por la huella que dejó su estadía en Santo André, el pueblo donde se concentró durante el torneo.

La federación gestionó la financiación de tres inversores con el fin de adecuar un centro de entrenamiento con múltiples comodidades para su concentración y se encargó de definir el plan para aprovechar el espacio después del torneo. El complejo es ahora un resort ecológico que impulsa el turismo en la zona y que genera empleo para los habitantes.

Los teutones también modernizaron campos de fútbol, renovaron un orfanato y donaron fondos para comprar una ambulancia, materiales para la escuela y bicicletas para los niños del pueblo. Pero más que la inversión, el mayor legado que dejaron los alemanes fue el ejemplo.

Este año será Costa Rica la federación que busque reducir sus impactos negativos sobre el territorio donde compite, compensando la huella de carbono que emita durante la Copa. Así se van articulando diferentes esfuerzos, ¿pero el Mundial responde a todos los retos que implica la planeación sostenible de un evento de su tamaño?

En las próximas entradas de blog te contaremos más sobre los desafíos que debe resolver Rusia 2018 para poder considerarse un Mundial sostenible.